Entre los «cracks» pasan estas cosas. Ya se vio en el primer Madrid de Florentino. La llegada de una estrella mediática del universo fútbol a un equipo precipita que los «jugones» de éste reclamen lo que es suyo. El Barcelona tiene muchos de éstos a los que cuidar, y por el camino va.
La llegada de Ibrahimovic, que percibirá 9 millones netos, significa que Lionel Messi recibirá su quinta revisión de contrato en el club de su vida y cobrará algo menos de 11 millones de euros netos por temporada, además de un 30 por ciento según objetivos. La razón es que el argentino está considerado el mejor futbolista del mundo y eso hay que pagarlo. La vigencia de su contrato se mantendrá -finalizará en 2014- y la cláusula de rescisión crecerá de 150 a 250 millones de euros.
El suramericano se convierte así en uno de los futbolistas mejor pagados del universo, entrando en las listas de Cristiano Ronaldo, John Terry, Frank Lampard, Thierry Henry...
El conjunto azulgrana, flamante campeón del trébol -Liga, Copa y Champions- encara la próxima temporada con una plantilla perfilada, al estilo de un equipo con las bases sólidas. Ha empezado por mantener el bloque que consiguió enamorar al mundo del fútbol y, para ello, necesitaba satisfacer las necesidades de la gente de la casa. El guardameta Víctor Valdés mejoró su sueldo, después de un culebrón de tira y afloja, hasta llegar a los 7 millones de euros. Iniesta, Puyol o Márquez son otros ejemplos de ello.
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